De nada valen las teorías en un sector dominado por la inmediatez. Recurrir a una ciencia de la comunicación es volverse hacia los territorios conocidos, que también esconden tierras yermas, trampas y llanuras tan colonizadas que no encierran ni un gramo de emoción. El único secreto es caminar hacia lo desconocido. Explorar. Incluso sabiendo que muchas expediciones están llamadas al fracaso.

 

Una marca personal -es decir, convertirse uno mismo en altavoz de lo que lleva dentro- corre los mismos peligros que cualquier otra. Ninguna está a salvo de las adversidades, de las equivocaciones, de las derivas causadas por el viento de la indiferencia que lo barre todo. La única certeza es el convencimiento y la pasión. Parto con las mías intactas, enormes y preparadas para contagiar a otros y ayudarles con un poco de luz en su camino.

 

Mi posicionamiento es el de un emisor de nuevas ideas que modelen el perfil de una marca desde todos sus prismas. La aventura es gigantesca. Sé dónde quiero llegar pero desconozco la ruta exacta. Sé que habrá jornadas extenuantes. Días tan difíciles como para pensar en abandonar. Pero nada comparable con la alegría de saber que lo que llevo pueda ser valioso para otros. Se trata de amar el camino, independientemente de dónde te acabe llevando. Se trata de comunicar.

 

La expedición comienza. Te invito a que la hagamos juntos.